Solete 1 - Taburete Mammut 0

Respondiendo a:

P e q u e ! ¿Perder los ánimos? No, eso es lo último. Gracias a ti por pasarte por aquí. Besitos ;)

Sejo Mora Están cumplidas dos cosas, las otras dos una no creo que se llegue a cumplir del todo, y la otra estoy en ello. Guapo tú ;)

jess joo niña que me sacas los colores jeje claro que contaré más, pero tiempo al tiempo ¿no? Besos ;)

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Ayer estuve montando el taburete que compré en esos grandes almacenes suecos para mi cuarto de baño, pensaréis que qué hago comprando un taburete infantil, pues bueno, porque el espacio para ponerlo es limitado, porque yo soy pequeñita y me aguanta bien, y... porque me encantan las cosas infantiles y de colores, ea ya está dicho.

No había mucho misterio, un asiento y cuatro patas de plástico, la verdad que el manual de instrucciones como que sobraba... y ahí estaba yo más feliz que una perdiz con mis cinco piezas, cuando de repente... oh oh algo no va bien, pero si sólo tengo que poner las patas en los agujeros en su posición correspondiente y apretar, pero si esto lo podría montar hasta un niño pequeño, pensé, pero yo por más que apretaba no había forma, las patas continuamente se caían.

Empiezo a ponerme un poquito enfadada, si yo soy especialista en montar muebles en kit, si no se me ha resistido nada y he montado cosas bastante complicadas, pues bien, ni corta ni perezosa saco mi martillo y empiezo a darle porrazos, y nada, las patas por un lado y el asiento por otro, con el consiguiente riesgo de partirlas.

Decido que esa no es una buena idea, para esos entonces había pasado más de media hora, y yo además de enfadada, estaba acaloradísima y sobre todo bloqueadísima.

Pero como a insistente a mí no me gana nadie y a tozuda menos, miré seria y fijamente al taburete y le dije: O tú o yo, pero desde ahora mismo te digo que tú no vas a ser el primer mueble que se me resista, y que tienes dos opciones, dejarte montar o dejarte montar.

Se ve que entendió la amenaza porque vuelvo a intentar meter una pata y milagrosamente oigo un pequeño y casi inaudible "click", toda emocionada y antes de que se me acabara la buena suerte, rauda y veloz me dispongo a poner las otras patas y... otros tres maravillosos "click".

E voilá, mi taburete mammut verde lucía flamante en mi cuarto de baño.